LA TALA INDISCRIMINADA DE LOS BOSQUES
Y SUS CONSECUENCIAS
La deforestación es un grave problema para la salud del
planeta que nos afecta a todos y, aunque los intentos por frenarla logran
discretos resultados, no consiguen resolver el problema.
La deforestación tiene muchos efectos negativos para el medio
ambiente. Uno de los más importantes es la pérdida del hábitat de millones de
especies, el 70% de los animales y plantas habitan los bosques de la Tierra y muchos no pueden sobrevivir
la deforestación que destruye su medio.
Cuando se elimina un
bosque y el terreno es destinado, por ejemplo, a la explotación agrícola o
ganadera, esto provoca la disminución de la capacidad de la superficie
terrestre para controlar su propio clima y composición química.
Los árboles crean
oxígeno, elemento que necesitamos para respirar. Esa sola circunstancia
parecería motivación suficiente para dejarlos intactos. En calidad de pulmones
del planeta, los bosques trabajan las 24 horas para extraer el dióxido de carbono
del aire y brindarnos oxígeno a cambio.
Además de ser los
pulmones del planeta, los bosques cumplen otros servicios vitales:
·
Recolectan y filtran nuestra agua dulce, con
lo cual mantienen el ciclo hidrológico general del planeta y moderan inundaciones
o sequías
·
Conservan la salud
del suelo porque sostienen en el lugar la fértil capa superficial, rica en
nutrientes
Otra función de los árboles y quizás una de las más
importantes, dada la actual sequía que sufre España, es su capacidad para la “evapo-transpiración”
de volúmenes enormes de agua a través de sus hojas. Este proceso comienza
cuando el agua, por efecto del calor del sol, se evapora y se incorpora a la
atmósfera como vapor de agua. A medida que asciende y por disminución de la
temperatura, el vapor de agua se condensa (se convierte en pequeñas gotas)
formando las nubes. El agua condensada en las nubes cae finalmente en forma de
lluvia sobre los continentes, permitiendo así el crecimiento de los árboles y
de sus raíces, como también el de otros organismos vivos.
Merece una llamada de
atención especial, la tala indiscriminada y desforestación de LA TAIGA
La taiga es un tipo de selva (también llamado bosque boreal) característico de Siberia y del norte de Rusia, que limita con la estepa (al sur) y la tundra
(al norte), formado por coníferas
y con un subsuelo helado. Supone más de una
tercera parte de la superficie forestal mundial. El 60% de estos bosques de
encuentran en Rusia, pero según estimaciones de la ONG “Club Forestal Ruso”,
tan sólo entre un 2% y un 3% de ellos se encuentran suficientemente protegidos.
Es por ello que la organización
internacional Red de Rescate de la Taiga centra sus esfuerzos en apoyar la
acción de los grupos ecologistas rusos y la población autóctona para proteger este
bosque de la tala incontrolada y a gran escala. “Los bosques boreales
constituyen una región clave desde el punto de vista ecológico, ya que, debido
a su sensibilidad a los cambios y a su tamaño pueden influir en el clima”.
Pero
también en Canadá y en los países escandinavos, los bosques boreales se
encuentran amenazados por la producción no sostenible de madera y la progresiva
urbanización de nuevas áreas.
Un bosque
boreal intacto no sólo puede almacenar grandes cantidades de carbono. También
es más resistente a las consecuencias del calentamiento global.
Especialmente
problemático es el deshielo de la capa de suelo que se encuentra
permanentemente congelada, conocida como permafrost, y sobre la cual crecen
gran parte de estos bosques de coníferas. Un terreno que durante miles de años
ha almacenado gases de efecto invernadero. Cuando el permafrost se derrite,
facilita la liberación a la atmósfera de gas metano perjudicial para el medio
ambiente. Los bosques sanos son capaces de retener en el suelo una gran parte
de estos gases. “Por el contrario, un bosque boreal moribundo podría
convertirse en una bomba de relojería para el clima”, según los expertos de
Greenpeace.
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